"MALAKA"

"El griego se llamaba Stavros y venía, según decía, de Salónica. Yo lo conocía de Frankfurt, de las fiestas Minimal de los fines de semana. Entonces, durante mis primeros meses en aquel país frío, Stavros, cruz en su lengua, apenas se separaba de Tommi Hi-Spoon, el diyei, al que me había enganchado una mañana en el after grande de Köln. Después de Navidad yo había cambiado de habitación y a la nueva solo la separaban un par de paradas de U-bahn de la residencia de estudiantes donde él vivía, por lo que nos veíamos de vez en cuando por semana. El puto coreano de la marihuana no había respondido al móvil durante todo el día anterior. Era miércoles, principios de marzo, dos del mediodía, y Stavros me entró oportunamente por el messenger:
- Alles klar bei dir, malaka?
Era costumbre que Stavros llamara malaka a los demás, y que los demás le respondieran con el mismo apelativo. Era definitivamente el único griego de entre los amigos fiesteros de Tommi Hi Spoon, y malaka su seña de identidad nacional. Malaka, por lo visto, es uno de esos tacos que vale lo mismo para un roto que para un descosido, como el curvva que intercalan los polacos quinquis en la inmensa mayoría de sus frases. Para nosotros era mote y saludo:
- Es muss, malaka."

"Malaka", de Pablo X. Suárez

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